Uno de los anhelos más grandes de muchos seres humanos a través de la historia ha sido el de lograr tener una vida fructífera. No es tan fácil lograrlo, pero tampoco resulta imposible. Siempre que se cuente con un espíritu joven existirán sueños, metas y deseos de alcanzar el cielo cada día. Lo importante es no permitir que todo quede en un anhelo o mera intención y entender que pasar de «soñar» a «lograr» puede ser tan sencillo como pasar de «sueños» a «metas». Además, luchar por un propósito claro a través del cual se puedan canalizar los dones y talentos que posee cada cual puede definir la identidad de cada individuo dentro de la sociedad y aún enriquecerla.
En este sentido es necesario conocer que para colocarse en el camino correcto hacia un final feliz hay que trazarse ciertas pautas:
- Educación continua: que permita el crecimiento personal para alcanzar productividad y eficiencia.
- Motivación: para impulsarse hacia la acción, a la satisfacción de necesidades
- Raciocinio: pues no basta con guiarse por los instintos. Como ser racional, el hombre tiene coherencia para pensar y actuar, y asimismo reconocer y reparar sus errores.
- Optimismo: vislumbrando un presente y futuros mejores, lo que ayudará mucho a sentir motivación.
- Organización: analizando lo que se puede necesitar durante el día que comienza y priorizarlo, buscando la forma de satisfacer y afrontar cada situación emergente de una forma positiva.
- Especificidad: claridad y atención a los detalles sobre lo que se quiere para pensar si existe un acercamiento a la meta, o si se necesita hacer ajustes para alcanzarla.
- Mesura: los objetivos deben ser expresadas en términos de resultados que puedan ser medidos, observables y cuantificables. Para elevar un deseo al nivel de una meta palpable, es necesario determinar el nivel de progreso.
- Planificación: todo proyecto necesita la definición de parámetros y fechas que involucren un plan estratégico para mantenerse enfocado, comprometido y avanzando hacia el éxito. Delinear un plan que conduzca de un paso al siguiente, puede ser determinante en los resultados para lograr determinado propósito en un período establecido.
- Sentido común: elegir objetivos que estén al alcance. A diferencia de los sueños, que permiten fantasear acerca de eventos sobre los cuales no se tiene ningún control, las metas tienen que ver con aspectos de la vida sobre las cuales se puede influir.
- Autoevaluación: permitirá identificar un rendimiento deficiente con tiempo suficiente para corregirlo, y mantener así las probabilidades de éxito. Lo anterior se facilita cuando la persona se reconoce como responsable por el resultado de sus acciones.
De esta manera, se simplificará cada vez más la realización y disfrute de los sueños. Y, en este sentido, mientras se transita por el camino que lleva al logro de los planes, es imprescindible recordar que cada recurso requerido se encuentra básicamente dentro de la persona o puede ser creado por ella. Pues todos los seres humanos son capaces de progresar, aunque algunos lleguen a creer que no. En ocasiones no todos son conscientes de sus potencialidades, por lo que creer en sí mismo ayudará considerablemente a elevar la automotivación y a desarrollar de una manera fructífera algo más que la mera existencia.