El hambre como política de Estado

El matar a los pueblos por hambre para obtener fines políticos ha sido utilizado en más de una ocasión por individuos y gobiernos. Desde la antigüedad ya se consideraba el asedio – que traía consigo las enfermedades y el hambre – como el arma más efectiva para derribar las murallas de las ciudadelas cuando los defensores eran muy obstinados para rendirse o se apegaban demasiado a sus principios. Así conquistó Tiro, Alejandro de Macedonia; de esa forma hizo Julio César rendirse a 80 mil galos en Alesia y aseguró la Galia para Roma.

Durante todo el Medioevo las hambrunas y las enfermedades que asolaron Europa redujeron su población en ocasiones a menos de la mitad, causando mayor mortandad que las frecuentes guerras feudales. Aunque los asedios sobre los pueblos ¨enemigos¨ continuaron, a veces por mandato de Dios y otras por órdenes del bolsillo, a ningún terrateniente feudal se le ocurría eliminar o matar por hambre a sus propios vasallos. Semejante locura fue patentada después por el Capitalismo.

El acto bárbaro del asesinato de un pueblo por hambre llegó a América con la conquista europea. Los aborígenes cubanos fueron casi aniquilados por los colonizadores españoles en los lavaderos de oro. En jornadas de trabajo interminables, sin poder cosechar sus alimentos y atender a sus hijos, morían por decenas de miles. El crimen se realizó con la bendición de los reyes de España que establecieron el sistema de encomiendas y sólo se detuvo, por la lucha incesante de Fray Bartolomé de las Casas, para trasladarse a África que fue desangrada durante centurias por la trata negrera, uno de los mayores crímenes históricos del capital.

Pero los crímenes cometidos por los poderes reales europeos no fueron más grandes que los de los criollos una vez que lograron la independencia americana. Desaparecidas las ordenanzas que protegían los pueblos originarios y les reconocían súbditos, los nuevos dueños del poder político se lanzaron al extermino de una raza que consideraban extraña e incómoda. El más claro ejemplo de lo que significó la independencia para los indoamericanos lo constituye la expansión hacia el oeste de los colonos ¨estadounidenses¨: Los indios norteamericanos fueron despojados de sus tierras ancestrales, declarados enemigos de la nación y encerrados por el Gobierno en los territorios áridos e inhóspitos de las llamadas Reservas; una verdadera política de Estado destinada al exterminio de una raza que no ¨cuajaba¨ de ninguna forma dentro del proyecto de nación de Estados Unidos.Las reservas indias en Estados Unidos ocupan sólo el 4 % del territorio nacional

Desde finales del siglo XIX ya los gobiernos europeos, nacidos de las revoluciones burguesas, aplicaban en sus colonias y guerras de conquista el principio del exterminio por hambre y la tierra quemada para lograr fines políticos. Los ingleses se ensañaron con los boers – otros conquistadores  venidos a menos  – durante la guerra que sostuvieron por el control de África del Sur. Los españoles con Valeriano Weyler establecieron verdaderos campos de concentración en Cuba, que costaron la vida a más de 200 000 personas y llevaron a España al desastre del 98.

Reconcentrados cubanos en 1898Los estadounidenses, que habían intervenido en Cuba bajo un supuesto principio humanitario ante la Reconcentración de Weyler, hicieron lo mismo que el sanguinario Capitán General español, durante su guerra contra los seguidores del general Emilio Aguinaldo en Filipinas.

La Entente tuvo en el bloqueo naval durante la Primera Guerra Mundial la clave de la victoria. Al final de la contienda los Imperios Centrales estaban abocados al hambre y al colapso social, económico y militar, pues eran incapaces de seguir racionando más. La victoria aliada fue sencillamente una victoria por hambre, lograda sobre la base de la presión económica sobre un pueblo enemigo, y no por el éxito de las armas que durante toda la guerra les fue bastante esquivo.

El destierro a lugares remotos (más o menos lo mismo que los yanquis hicieron con los indios y las Reservas) también fue establecido como una forma de reprimir a los enemigos del Estado. Desarraigando al hombre de su medio y llevándolo a un lugar extraño y desprovisto de medios de subsistencia se eliminaba su rebeldía y de paso se le eliminaba a él. Los zares de Rusia utilizaron Siberia para este fin. Allí fueron a dar siempre con sus huesos los enemigos de la autocracia rusa. Luego Stalin continuaría la mala práctica, desplazando además pueblos enteros a la vieja usanza zarista, lo que abonó la semilla de la discordia étnica y nacional dentro de la república de los soviets. Los Jóvenes Turcos en el ocaso del Imperio Otomano trataron de ¨resolver¨ la ¨cuestión armenia¨ mediante el desarraigo y el traslado de los armenios, lo que derivó en un genocidio hasta entonces sin precedentes en la historia.

Los nazis convirtieron el exterminio en política de EstadoCon el advenimiento de Hitler en Alemania y el III Reich la política de exterminio por hambre  de un Estado contra sus propios ciudadanos alcanzó inigualados niveles de horror. Sólo la demencia nazi se atrevió a poner en blanco y negro lo que otros habían practicado tras bambalinas. Con ellos el exterminio por hambre y el asesinato masivo alcanzó carácter legal y filosófico. Según los fascistas el ¨problema¨ de las minorías nacionales y las ¨razas inferiores¨ sólo podía resolverse mediante la violencia total y sistemática del Estado contra sus ciudadanos. Los nazis practicaron y crearon toda la infraestructura para alimentar sólo a aquellos seres humanos que tuvieran valor económico. Los que de nada servían iban directo a los crematorios.

En el mundo de hoy, donde el poder real lo ejercen las transnacionales y los gobiernos son sólo gerentes de los monopolios, la situación es la misma; sólo que es más difícil discernir quiénes ejercen la violencia y de cuáles medios se valen para hacerlo. Sólo pongamos algunos ejemplos de políticas que están encaminadas al exterminio de pueblos enteros y que son practicadas de forma impune:

  • El bloqueo norteamericano contra Cuba, que busca la rendición por hambre de un país soberano.
  • La política israelí contra el pueblo palestino, encaminada a eliminar el ¨problema palestino¨ mediante la eliminación de los palestinos.
  • La guerra de exterminio de larga data de Marruecos contra los saharauis, un ejemplo de cómo una nación practica terrorismo de Estado sin consecuencias.
  • Las políticas migratorias de los estados desarrollados criminalizando a los inmigrantes que sólo buscan evitar que sus familias se mueran de hambre en sus países.
  • El tráfico de armas, que aviva conflictos en los lugares más apartados del planeta y hace ingobernables y disfuncionales a los países que más necesitan un gobierno estable.
  • El robo de los recursos pesqueros somalíes, única fuente de ingresos de buena parte de la población de Somalia, y la persecución a los que han reaccionado violentamente ante ello.
  • Las hambrunas periódicas en África ante las cuales no existe ni un programa organizado ni voluntad política para lograr combatirlas por parte de aquellos que son los principales responsables de la pobreza de África, pues la saquearon durante 400 años, primero con la trata y luego con el colonialismo directo y brutal.
  • El comercio desleal que inunda de productos alimenticios subsidiados del norte a los países productores de alimentos del sur, y arruina a sus campesinos y los aboca al hambre y la indigencia.
  • La propiedad intelectual sobre semillas transgénicas y productos farmacéuticos que los hace incomprables en las regiones del mundo que más se les necesita.

Y finalmente una industria cultural y una prensa mundial de basura que pretende vendernos la idea de que nosotros tenemos la culpa mirándonos con una lupa.

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